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Sanidad 10/07/25

Preocupación por el insuficiente interés de los médicos de familia y pediatras que finalizan el MIR, por trabajar en la Atención Primaria de Madrid

Desde SIME, sindicato federado en CSIT UNIÓN PROFESIONAL, queremos manifestar nuestra preocupación por el escaso número de nuevos especialistas en Medicina Familiar y Pediatría que han optado por ejercer en los centros de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid.

En Medicina de Familia , aunque reconocemos que las cifras han mejorado levemente respecto al período más crítico de hace tres o cuatro años, el descenso con respecto a 2024 es llamativo y preocupante, pues se sigue lejos de cubrir la totalidad de residentes que finalizan . En Madrid había 1.551 médicos de familia de 60 años o más en 2023, profesionales que se jubilarán en los próximos 5 años, lo que supondría una media de aproximadamente 310 jubilaciones anuales. Para mantener el nivel actual de plantilla, que ya se considera deficitaria en un 15-20% de los recursos, sería necesario contratar al menos 300 residentes cada año, pero la realidad es que en 2025 solo 85 residentes han elegido plaza en Madrid de las 164 ofertadas . Esto significa que apenas se cubre el 27% de las necesidades de reposición, creando un déficit estructural que se agrava año tras año y que compromete gravemente la sostenibilidad del sistema de Atención Primaria madrileño.

En cuanto a Pediatría, la incorporación de nuevos residentes a suplencias es mínima o nula. En 2025 solo dos residentes de Pediatría han elegido permanecer en la red madrileña , a pesar de los 29 contratos ofrecidos. Esta situación se repite año tras año: durante 2023, únicamente un residente de Pediatría optó por alguna de las 82 plazas ofertadas en atención primaria; el año anterior, tan solo 1 de 79 especialistas elegidos permanecerán en Madrid, mientras que en 2021 fueron 5 los pediatras que se incorporaron a los centros de salud

¿Por qué no se quedan?

Más allá de los incentivos económicos puntuales, que son imprescindibles, es necesario reconocer que la política de atracción de profesionales no está funcionando . Las medidas actuales parecen insuficientes ante una realidad laboral que desalienta la permanencia.

Desde SIME venimos alertando de que las condiciones laborales y profesionales deben ser óptimas si realmente queremos fidelizar el talento joven . Las retribuciones específicas pueden ser un primer paso, pero no servirán de nada si no van acompañadas de una carga adecuada de trabajo con agendas racionalizadas y no sobrecargadas, cumpliendo con el compromiso de limitar las citas a 30+4 pacientes en medicina de familia y 20+4 en Pediatría, desburocratización y medidas de conciliación familiar y planificación razonable de turnos

Nos consta, y así se lo hemos advertido a la Gerencia desde SIME y CSIT UNIÓN PROFESIONAL, que una práctica desincentivadora es el hecho de que algunos contratos están condicionados al desplazamiento obligatorio a otros centros, a veces a más de 40 km del centro inicialmente asignado, lo que convierte la oferta en una "falsa estabilidad". Desde SIME lo decimos claramente: no se puede contratar a un médico para un centro concreto y obligarle a desplazarse semanalmente a otros. Esto no es fidelización, es desmotivación. 

Estos desplazamientos obligatorios suponen múltiples dificultades para los profesionales: incrementan significativamente el tiempo de trabajo no remunerado dedicado a los traslados, aumentan los costes personales, y generan fatiga adicional que puede comprometer la calidad asistencial. Además, atender población de diferentes áreas geográficas implica un esfuerzo adicional para conocer las particularidades sociosanitarias locales, los recursos específicos disponibles en cada zona, y las redes de derivación y coordinación con otros profesionales del territorio. también se dificulta el establecimiento de relaciones sólidas tanto con los pacientes como con el resto de los profesionales de estos centros de salud, elementos fundamentales para una atención primaria de calidad. La incertidumbre sobre dónde trabajar cada día añade estrés laboral y complica la planificación personal y familiar, factores que resultan especialmente disuasorios para profesionales jóvenes que buscan estabilidad para desarrollar su actividad profesional.

Particularmente grave es que estos desplazamientos se convierten en un elemento desincentivador para el desarrollo de la especialidad en la que se acaban de formar. Los primeros años tras la residencia son básicos para afianzarse en la especialidad de Medicina de Familia, y estas condiciones laborales adversas pueden provocar una derivación hacia otros ámbitos donde la medicina de familia puede desarrollar su actividad profesional distintos de la Atención Primaria. Esto no solo representa una pérdida de inversión formativa, sino que contribuye al vaciamiento progresivo de la Atención Primaria, precisamente cuando más necesidad hay de retener y consolidar el talento joven en este nivel asistencial.

Además, esta práctica de rotación entre centros no solo perjudica las condiciones laborales de los profesionales, sino que compromete gravemente la longitudinalidad de la atención primaria. Cuando el seguimiento del paciente lo realizan distintos profesionales en función del día de la semana, se pierde uno de los pilares fundamentales de este nivel asistencial: la continuidad en la relación médico-paciente. A la población le importa poco que el profesional se haya desplazado 40 km para llegar a su puesto de trabajo, pero sí le afecta ser atendida por diferentes médicos cada vez que acude a consulta. Si queremos disminuir la morbimortalidad de nuestros pacientes, debemos garantizar ese vínculo estable y sostenido que caracteriza a una atención primaria de calidad.

Lamentamos que, una vez más, la falta de visión estructural no consiga atraer y retener suficientemente a las nuevas generaciones de médicos de Atención Primaria.

 

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