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AMAS 10/12/20

Alrededor del 90% del personal del ámbito socio-asistencial para el cuidado a personas mayores son mujeres

El INSTT publica un documento sobre las mujeres cuidadoras, ahondando en la organización de trabajo y la prevención de los riesgos psicosociales. El trabajo de las cuidadoras, de un alto compromiso físico, mental y emocional, tiene una escasa valoración social, lo que dificulta la conciliación de la vida laboral y familiar.

El Ministerio de Trabajo y Economía Social, a través del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, INSST,  ha editado un documento que, a diferencia de los estudios anteriores, que ponían el foco de atención en la siniestralidad del sector y en las características de la población ocupada, se basa en los factores de la organización del trabajo y en la prevención de los riesgos psicosociales de las mujeres cuidadoras, que representan más del 90% de la población trabajadora de este sector.

Dicho documento: Las mujeres en actividades de cuidado de personas mayores. Exposición a factores psicosociales en establecimientos residenciales y servicio de ayuda a domicilio”, está dividido en varias partes:

PUNTO I:

Recoge toda la información recopilada a través de los correspondientes análisis bibliográficos, las diversas consultas a artículos y trabajos de investigación (tanto nacional como internacional), así como a la legislación sobre dependencia y los pertinentes convenios colectivos.

De toda la información analizada se observa que, en las actividades relacionadas con el cuidado de personas mayores, están muy representadas las mujeres (87%), llegando a alcanzar el 89,3% en el caso de la AER (Asistencia en Establecimientos Residenciales) para personas mayores y con discapacidad física, tal vez debido a que tradicionalmente el cuidado ha sido siempre “cosa de mujeres”. La edad media de los trabajadores se encuentra en torno a los 49 años, y el grupo de edad en el que se concentra el mayor porcentaje se sitúa entre los 35 - 59 años. Asimismo, el mayor porcentaje desarrolla su trabajo en el sector privado (81,5%), mientras que sólo un 17,1% trabaja en la red pública.

Por otro lado, destaca la ocupación de auxiliar de enfermería y asimilados (49,2%), muy por encima de las de personal de limpieza (9,9%), profesionales en enfermería (5%) y técnicos auxiliares relacionados con el cuidado de personas (4,1%) y el resto de profesiones, donde la representatividad es aún menor. Las cuidadoras estarían incorporadas dentro de las categorías de auxiliar de enfermería y asimilados y técnicos auxiliares relacionados con el cuidado de personas y, también, en el grupo de trabajadores de los cuidados personales a domicilio que constituye un 1,3% del total. Por tanto, se puede decir que las cuidadoras forman el grupo con mayor índice de ocupación en la actividad.

El cuidado de las personas mayores es una tarea pesada principalmente debido a tres factores:

  1. La gran cantidad de movilizaciones que exige la propia actividad, lo que implica una gran carga física diaria.
  2. La carga emocional que se deriva de la atención a personas que sufren un deterioro paulatino de su salud física y mental.
  3. La organización del tiempo de trabajo a turnos y nocturno ya que la atención, inevitablemente, debe desarrollarse las 24 horas del día.

El documento lleva a cabo un estudio pormenorizado de las diversas tareas en función del servicio que se presta, así como los factores de riesgo asociados al cuidado.

PUNTO II:

Se lleva a cabo un análisis de la información recogida en la investigación cualitativa realizada a través de diferentes entrevistas, que han permitido un acercamiento a la realidad concreta de las trabajadoras de este sector, cuya tarea entraña una alta responsabilidad, revelándose aspectos a mejorar en las residencias tales como:

  • La carga y el ritmo de trabajo son los factores que más repercusión negativa tienen sobre la salud de las cuidadoras. Ambos aspectos están condicionados por los ratios y la falta de personal, los cuales no se ajustan a los niveles actuales de dependencia de los usuarios, que han aumentado en los últimos años como consecuencia del creciente envejecimiento de la población.
  • Demandan una mayor participación de los profesionales en la organización, en las decisiones que se toman sobre cómo hacer el trabajo.
  • Necesidad de mejorar las ayudas técnicas, las grúas y su mantenimiento, la altura de las camas, etc.
  • La formación, un recurso muy valorado por las cuidadoras, no es adecuada, ni suficiente.  


¿Cuáles son algunas de las tareas más duras para estas trabajadoras?

  • Las relacionadas con las movilizaciones, las transferencias y los cambios posturales. Por tanto, las horas en las que el trabajo es más exigente son las de levantar, asear y acostar. En estos momentos de la jornada es en los que trabajan a un ritmo más intenso.
  • La elevada carga de trabajo afecta tanto al trabajo de día como al de noche, periodo en que los recursos son más escasos, se producen imprevistos y se siguen realizando tareas de cuidado y de preparación y adelanto de otras labores.
  • Han de enfrentarse a episodios violentos por parte de usuarios y familiares.
  • Existen importantes diferencias en cuanto a las condiciones de trabajo, las cargas, los usuarios y los recursos disponibles en función del tamaño y titularidad de la residencia.
  • Existe un desajuste entre la formación de las trabajadoras y la posibilidad de llevarla a la práctica, fundamentalmente, por falta de tiempo.

PUNTO III:

Recoge el objeto principal del documento, ofreciendo un conjunto de recomendaciones preventivas que aligeren su carga de trabajo y contribuyan al control de riesgos como el estrés, el burnout o síndrome de estar quemado por el trabajo y la violencia en el trabajo, frecuentes en este sector de ocupación.

Para finalizar, el documento recoge, entre otras, las siguientes conclusiones:

  • La atención a los mayores es una actividad desarrollada mayormente por mujeres, tanto en el hogar como en el mundo laboral (el 87% de quienes trabajan son mujeres), de ahí que se trate de un sector altamente feminizado.
  • El envejecimiento progresivo de la población y por consiguiente el aumento de la Tasa de dependencia hacen prever que el cuidado de las personas mayores sea una actividad en creciente desarrollo.
  • El perfil de los usuarios evoluciona hacia personas con mayor dependencia, con deteriores físicos y cognitivos importantes, que requieren cuidados, transferencias y movilizaciones frecuentes, con mayores exigencias en los niveles atencionales por parte de los profesionales que prestan los cuidados.
  • El trabajo del cuidado es una “tarea pesada” con una elevada carga física y mental, y así lo corroboran los elevados índices de siniestralidad que soporta el sector. La rotación en periodos de vacaciones y las bajas frecuentes suponen un problema importante que repercute sobre la carga de trabajo.
  • La mejora de las condiciones de trabajo de las Cuidadoras/Gerontólogas debe basarse en un diseño adecuado del puesto y en una correcta organización del trabajo. Resulta necesario identificar y considerar las tareas más duras y los horarios con mayores picos de trabajo a la hora de planificar las tareas y poder ajustar la carga de trabajo del personal.

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